el poder del campo

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Hace unos días leí dos artículos que me hicieron reflexionar sobre qué es lo que tiene el campo como para hacernos soñar con desarrollar un proyecto de vida en el mundo rural. El campo, como una propuesta más de valor, tiene sus propias fortalezas y barreras ¿quieres conocerlas?

El campo ¿sueño o realidad?

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El desarrollo rural está en alza y no paran de surgir numerosos proyectos e iniciativas para alcanzarlo, desde diferentes puntos de España, en busca de repoblación, recursos y dinamización de multitud de pueblos. Propuestas como Repuebla o Proyecto Arraigo generan cada vez más interés, pero ¿son percibidas como una posibilidad real o como un estilo de vida imposible de cuadrar con nuestra realidad?

Cuando echo la vista atrás me parece curioso cómo ha cambiado mi manera de ver el campo, antes una barrera que me separaba de la ciudad y todas sus posibilidades, y pronto acabó convirtiéndose en la oportunidad de desconectar del ritmo frenético del día a día, de los ruidos, los impulsos, y simplemente parar, ser consciente de dónde estoy, y, poco a poco, de cómo estoy y cómo quiero estar.

Es esa separación entre ambos mundos lo que, generacionalmente, nos ha obligado a elegir entre uno y otro, como si fuesen dos realidades incompatibles.

Generación Rural

Generación R es el nombre con el que en Proyecto Arraigo denominan a esa generación de personas rurales, responsables, “Ruralitas del campo. Responsables del cambio”, esa generación de generaciones dispuesta a borrar esas barreras y multiplicar las oportunidades.

En un artículo con el mismo nombre narran esa barrera con la que muchos se sentirán identificados, concretamente, en la generación Millennial, los primeros nativos digitales. Conocemos el mundo digital incluso más que el físico, no concebimos un futuro sin estos medios, y, muchas veces, estos avances tecnológicos y las oportunidades de futuro que éstos han ido desarrollando han sido algo exclusivo de las ciudades.

Estas generaciones han crecido aceptando que, para poder formarse y labrarse una carrera, tenían que abandonar el pueblo que les había acompañado toda su vida en busca de las oportunidades de la ciudad. Ese lema de ‘Vete y estudia’ que recuerdan en ‘Generación R’.

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Fotografía de Grajera (Segovia)

El valor del campo

Como bien explica Rosa Bonet Asensio (técnico rural en Proyecto Arraigo) en su artículo El campo y su propuesta de valor, el mundo rural presenta sus propias barreras, que, para conseguir objetivos como desarrollo o igualdad de recursos y oportunidades, hay que compensar con fortalezas para que lo rural pueda llegar a ser una opción real. Así, esa idea de un proyecto de vida en el campo puede dejar de ser una ilusión y ser una decisión.

Este cambio está tomando lugar en numerosos pueblos de España, y del que forman parte esas generaciones nuevas que se han plantado ante el ‘estudia y vete’ y han luchado por desarrollarse en sus pueblos.

Una historia que da ejemplo a esto es la de Alba Barrio Martín, una alcaldesa Millenial del Ayuntamiento de Grajera, en la provincia de Segovia, que, frente al reto de relevar el gobierno de su propio pueblo y la necesidad de luchar por un futuro lleno de oportunidades nuevas para ella y todos sus vecinos, reunió a un equipo de jóvenes preparados, polivalentes y locales para afrontar los retos de la alcaldía en ámbitos generales y nuevos, como la sostenibilidad y el desarrollo digital.

Borrar las barreras del mundo rural

Gestionar un pueblo conlleva ser consciente de la necesidad de autosuficiencia que trae consigo el formar parte de un entorno rural, y el contar con recursos muy limitados hace que deban elegir, como equipo y como comunidad, muy detalladamente qué proyectos toca priorizar en cada momento.

Así, Alba y su equipo, tuvieron que destinar los fondos para un proyecto clásico como una piscina municipal, hacia un reto nuevo, actual y que se ha convertido en un recurso básico para el desarrollo rural: la instalación de fibra, que ha permitido el teletrabajo en una situación en la que se ha convertido en algo decisivo para poder continuar sus vidas en el pueblo, para poder, simplemente, estar presente.

Actualizarse no significa borrar todo lo que hace que un pueblo y su entorno sean lo que son, significa, como bien comentaba Rosa Bonet, luchar por una igualdad de recursos que eliminen esas barreras para hacer del mundo rural una oportunidad real para poder desarrollar un proyecto de vida.

Esas barreras que comentamos, existen y hay que tenerlas en cuenta a la hora de plantear un proyecto o iniciativa de desarrollo rural y, a la hora de elegir dar el salto y contribuir con tu proyecto a la repoblación de los numerosos pueblos que están deseando darte la bienvenida, pero, también, como bien recalca el artículo El campo y su propuesta de valor, el campo no es un mundo al que tengas que unirte como sacrificio o para sacar beneficio, el campo es un valor en sí mismo.

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Las fortalezas del campo

Rosa Bonet trata el tema del desarrollo rural desde un punto de vista marketiniano del que yo no había caído en mirarlo nunca, y que considero que es esencial a la hora de plantear cualquier iniciativa en este campo. Como en todo proyecto, hay que tener clara su propuesta de valor y qué es lo que lo hace distinto al resto.

En este caso, frente a esas barreras que comentábamos antes, el campo tiene numerosas fortalezas que lo convierten en un valor incalculable y que es lo que hace que, muchas personas, luchen por encontrar en él su futuro y por derribar las barreras que puedan separarles de esa oportunidad.

El campo es la oportunidad de encontrar un modo de vida diferente, un día a día más consciente e, irónicamente, más conectado. Una vida en la que las colaboraciones y las relaciones sean la base del desarrollo, en la que lo digital no sustituya a las relaciones cara a cara, en la que puedas estar en comunidad y a la vez vivir la tranquilidad que te da el entorno y su naturaleza.

Primero hay que entender ese valor, apreciarlo y comprenderlo, para poder trabajar en eliminar las barreras y convertir el mundo rural en una oportunidad real.

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Fotografía de una familia instalada en Villerías de Campos (Palencia) a través de Proyecto Arraigo

Proyecto Arraigo

Una de las iniciativas que fundamenta todo su trabajo en este proceso de empatía, de comprender las necesidades de los propios pueblos, que acogen, y de las personas que salen en busca de ese nuevo estilo de vida, que son acogidas, es el Proyecto Arraigo. Conecta urbanitas con Ayuntamientos y vecinos, en base a necesidades y expectativas reales, para conseguir un desarrollo y arraigo que aporte valor a ambas partes.

Si quieres conocer su misión, a los propios protagonistas y sus cambios de vida, visita su web y pásate por su blog.

Mientras tanto, seguid atentos a mi blog para seguir descubriendo iniciativas e historias, porque al final los proyectos los hacen realidad las personas que los viven y, quién mejor que ellos, para contarlo.

¡Nos vemos pronto!